
Si Gregorio pudiera, recordaría que el terror lo enmudeció, que no pudo gritar, que sus cuerdas vocales se cerraron y que sólo pudo emitir un ligero y agudo zumbido, parecido al de un pequeño motor.
Si Gregorio pudiera, recordaría la cacofonía de pensamientos, la destrucción temporal, el miedo profundo.
Si Gregorio pudiera, recordaría el día en que la biblioteca ardió.
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