23 abril 2009

Contrato

No siempre las cosas son tan simples como parecen al principio.

Esta pequeña imagen, por ejemplo, era un ejercicio nacido del instinto de hacer algo nada más porque sí. "Pinche ocioso" diría un amigo mío. Vi el dibujo en mi cuaderno, me pareció divertido de colorear, algo con azules, pensé, algunos acentos rosas, simple, rápido, divertido.

Error.

Pasa cada cierto tiempo. Hay algo en la forma del dibujo que se rebela a aplicar gradientes o sacar luces, algo que no permite que el color se vea tan bien como se veía en la cabeza. Un misterio.

Solución: Equivocarse trescientas veces (300). Trabajar durante una hora, tirar lo hecho y repetir todo. Después de todo, dos horas no es tanto tiempo que perder.

No quedo totalmente satisfecho pero rara vez pasa. La próxima vez será mejor.

3 comentarios:

patricio.betteo dijo...

Podrías haber dicho que era la mejor ilustración que habías hecho en tu vida... y también te creeríamos.
Sólo nosotros habitamos nuestras propias cabezas.
Cuestión de enfoques.

dosveces9 dijo...

Piensote demasiado pefeccionista.

Eso nos pasa a todos, o por lo menos a mi también jaja.

Bah', que concuerdo con Pato, a mi me parece que está padre ahora y 300 intentos antes seguramente también!

Adrián Pérez Acosta dijo...

Pato: Así dices verdad. :hug:

Kathy: Mil gracias y mil saludos!